Que decir si no me caben las palabras
en la boca. La RAE? Nada. No son suficientes las palabras del más
extenso de sus diccionarios para hablar sobre estos temas; son cosas
bastante más serias y se le quedan muy grandes a cualquiera de esos
refinados y burocráticos vocablos. Esto es cuestión del sentido que
ninguno de nosotros tenemos, del que no se si se perdió porque
desconozco si llego a estar alguna vez. Que levamos a hacer. Los que
tienen sentido común, acaba uno llegando a la conclusión, de que
nunca serán escuchados. Quizás puede ser porque aveces no quieren
desperdiciar su tiempo en contar nada. La situación que vivimos
resulta tan bucólica que lleva a los que estuvieron corriendo por
ellos y por los demás toda su vida a pararse y descansar porque
acaban viendo que la meta se aleja cada vez más y los mayores
obstáculos que surgen son los nuevos corredores.
En aquellos momentos en los que la
razón sale a la superficie para hacer ajuste de cuentas, es justo
ahí cuando nos vuelven las ganas de volver a escuchar. Y es aquí también cuando surge nuestro dilema.. Algunos escuchan lo que más les gusta. Otros
como hicieron y harán siempre se niegan a escuchar nada, hacen oídos
sordos. Pero hay unos últimos que empiezan a creer que a cuantas
más personas escuchen mejor les irá. Y leen, miran, escuchan...
Se”informan” de gran variedad de fuentes totalmente distintas
entre sí. Esa necesidad que tenemos de escuchar
al otro, seré tan directo como sincero y franco: Nunca valdrá para
nada si no sabemos escucharnos de verdad a nosotros mismos. El mundo
está ahí; ahí justo donde estamos nosotros, por eso resulta una pérdida de tiempo escuchar a brillantes expertos hablar de actuar cuando
siendo nosotros los que además de escucharles podemos actuar, no lo
hacemos. Siempre pedí que reaccionaras y llegue a la conclusión de
que nunca me harías caso, bien porque no me escuchabas o no me
querías escuchar, da igual, eso ahora no importa. Lo que ahora
importa, lo que siempre importó de verdad y lo que para bien o me
temo que para mal acabará importando eres fuiste y serás tú. Y no
quiero que a mis hijos les resulte bucólico hablar de ti.
Sea por repetitivo, por brusco y atroz o incluso sea por sorprendente. No. No te pediré que reacciones. No te pediré que escuches, ni que leas, ni que mires y observes a tu al rededor. No se que edad tienes pero ambos sabemos que ya eres mayorcito para esta clase de reprimendas. Me preguntaba si era necesario que te las dieran tantas veces. Ahora sé que sí. Pero igualmente y para no desviarnos de la cuestión, quiero que sepas que a partir de ahora voy a empezar a pedirte cosas que seas capaz de hacer. En resumen, voy a dejar de pedirte la luna. Que pedirte ahora? No lo se. Déjame averiguarlo pero antes de hacerlo prométeme que mi hijo no tendrá que escribir eso. Prométeme que no dejarás que el peso de la decepción caiga sobre los más inocentes, sobre los que no merecen el futuro que tu resignación les dejó.
Mírame a los ojos y prométemelo.
Sea por repetitivo, por brusco y atroz o incluso sea por sorprendente. No. No te pediré que reacciones. No te pediré que escuches, ni que leas, ni que mires y observes a tu al rededor. No se que edad tienes pero ambos sabemos que ya eres mayorcito para esta clase de reprimendas. Me preguntaba si era necesario que te las dieran tantas veces. Ahora sé que sí. Pero igualmente y para no desviarnos de la cuestión, quiero que sepas que a partir de ahora voy a empezar a pedirte cosas que seas capaz de hacer. En resumen, voy a dejar de pedirte la luna. Que pedirte ahora? No lo se. Déjame averiguarlo pero antes de hacerlo prométeme que mi hijo no tendrá que escribir eso. Prométeme que no dejarás que el peso de la decepción caiga sobre los más inocentes, sobre los que no merecen el futuro que tu resignación les dejó.
Mírame a los ojos y prométemelo.